martes, 9 de agosto de 2011

Muerte al sistema… nervioso.



Tómate un cartón de ballenas tú solo, y verás cómo se te olvida la inflación y todas esas mierdas. El veneno rencoroso que fluye por tus venas quedará neutralizado y terminarás llorando en los hombros del tipo que te quitó a tu vieja. Un buen porro rompe paradigmas de sistema. Las viejas sin sostén, no se ven tan viejas después de todo, y no pasa nada si le das un beso a ese ebrio de la acera. Métele la mano al pozo y llévate su cartera. Dos o tres porros y serás filósofo de a de veras, mezcal con leche y tendrás a dos poetas tirándose besos de vidrio roto, ambos en la jeta. Estando loco, retacado de sustancias, el mundo se vuelve un lugar maravilloso, ves pitufos en la mesa, y a veces, incluso los animales, te responden con certezas. La guerra en oriente se te olvida con unos cuantos caballitos de tequila, whisky, con red bull y no pensarás en lo inmoral de la prostitución, tan sólo le pedirás a ella un privado porque te sientes estrella. La ecología se te olvida y tiras tus latas de aluminio en todas partes, total, alguien más va a levantarlas. En la crudeza total, bajas los brazos en la pelea y dejas que un perro te folle la pierna, qué mal, pero no te da pena, te lo llevas. El veneno en tu sistema te libera, dejas de ser hijo, madre, trabajador, desempleado, ciudadano, diputado, guerrillero o lo que seas, te conviertes en una herida del tiempo, en un instante, en un vórtice dando vueltas, te vuelves salvaje, místico irracional ¿dónde quedó la conciencia? Olvidada en alguna parte, junto a tu juego de llaves. Maldición, acabo de vomitar la cena y confundo tu cumpleaños con el día de la bandera.

Saludos con sabor a sal de mar



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